
Es un ensayo que hice para la escuela, la verdad me parece un poco pitero, pero lo hice apresurado, tal vez por eso.
Para entenderlo debes leer el Nican Mopohua y "los hijos de la Malinche" de Octavio Paz, ya que se trataba de ver la relacion entre un texto y el otro... en fin si te atrae, sigue leyendo, aqui comeinza el ensayo...
Decir que la relación entre el Nican Mopohua y Los hijos de la Malinche están más que claros resultará vulgar, pero es necesario aclarar de qué se trata este ensayo. Octavio Paz comienza su ensayo aclarando el origen y significado contrastante de la palabra más florida del vocabulario del mexicano: Chingada, nos deja claro en todos los aspectos sociales en como se habla; pero se enfoca más en el uso de esta, refiriéndose a nuestra progenitora: Hijos de la Chingada. El mexicano históricamente se ah sentido “chingado” desde su nacimiento, pues la sociedad y educación mexicana nos dibuja, tal vez sin querer, un México conquistado, mutilado, ultrajado y jodido, ahí yace la mística de esta palabra, chingados, por que somos hijos de la chingada, de la mujer que, si bien no se entregó por voluntad, fue entregada por su pueblo, como dice Paz, la Malinche es la chingada, lo que nos hace al pueblo mexicano, unos hijos de la chingada.
Cuando llamamos a alguien Hijo de la chingada, puede reaccionar de dos maneras. La primera puede sentirse una persona que es capaz de chingar, es decir, hacerle mal, o ganarle a alguien; pero si se lo toma aquella frase como un insulto, le duele en el alma; por que la historia se lo ah enseñado, le dice que es un hijo de la chingada, y es pegarle en una herida que mas bien es una cicatriz heredada desde tiempos remotos, así que espera su peor reacción.
Retomemos a la Malinche, la representación de nuestra madre chingada. Debemos la palabra “malinchista” (mas adelante explicaré con mas detalles esta palabra), a esta figura, erróneamente ligada al antimexicanismo, pero a final de cuentas es de donde vivimos, y si ella hubiese tenido la oportunidad de escoger entre, ser ultrajada, violada o chingada para dar a luz a una nación (aunque eso nos hubiera convertido en unos hijos de puta), por su naturaleza de madre, aceptaría. Por eso decimos “Chingas a tu madre”, por que sabemos que además de que lo mas sagrado o apreciado que tenemos es nuestra progenitora, está destinada a “chigarse”, como una mártir. Por esto y muchas cosas más, el mexicano de aquella época se sentía desamparado, violado y traicionado; urgía encontrar una figura maternal y consoladora para el chingado mexicano, que en aquellos tiempos eran casi todos.
Aquí comienza el importante papel del Nican Mopohua. La religión católica, traída por los colonizadores era el icono de la imposición a la nueva vida de los mexicanos, es decir, el indígena ya no podía profesar su antigua religión había sido destruida, y prohibida, tachada de bárbara y por eso, el indígena detestaba la religión católica; la iglesia preocupada, necesitaba encontrar ese puente para ganar la confianza de los “nuevos” feligreses para su causa, además de que los que ya no eran indígenas, eran mestizos los hijos de la chingada que igual odiaban sus orígenes. Cuando los españoles llegaron a “colonizarnos” se destruyó lo que se consideraba como impropio ante sus ojos, y se conservó lo “no tan malo”; algo de lo no tan malo que se conservó, fue la imagen de Tonantzin. Tonantzin era la llamada “nuestra madre”, diosa de la fertilidad de los aztecas; ¿Y por que nos interesa tanto aquella Diosa? Por la simple razón de que aquí parte aquel puente que conectaría a la religión católica con el indígena; además de darle gran consuelo e identidad al mexicano.
El Nican Mopohua nos cuenta la historia de las apariciones del icono mexicano, no solo espiritual quiero aclarar, si no social, aquel que vemos casi siempre en cualquier tiendita de la esquina, la que vemos en figuritas en los taxis y combis, y últimamente hasta en playeras y bolsas de la alta sociedad; quien mas si no la Virgen María de Guadalupe. Aquella que, solicitando atención del pueblo México-indígena, se le apareció al humilde San Juan Diego, para que corriera hasta la capital a avisar los deseos de la Virgen Morena; ¿Por qué una Virgen Morena?, ¿Por qué a Juan Diego?, ¿Por qué necesita atención si es una especie de deidad?, ¿Por qué en el cerro del Tepeyac? bueno, las respuestas están más que evidentes, pero me veré forzado a escribirlas:
Tomando como base la mencionada Tonantzin, tenemos a una madre que si bien no es la carnal que vendría siendo la Malinche, es una madre espiritual de la cultura maya, entonces tendríamos una virgen “en bruto”, ¿Como pulirla para que se convierta en algo correcto a los ojos de el catolicismo? Con métodos meramente católicos con milagros y bondad, es decir dale a un pueblo lo que quiere y te van a seguir. Si eso no fuera suficiente para convencer a los demás, se tiene a Juan Diego, una persona humilde, mano de obra barata y sustituible, de una familia y linaje pobre, en otras palabras, un indígena como todos los demás. Y de ahí nació el Nican Mopohua, de la necesidad de conectar aquellos dos mundos para crear una especie de sociedad, un pacto entre ambos. El texto expresa en si, una especie de redención entre el catolicismo y los indígenas, pues la Virgen, en sus apariciones llama a Juan Diego, que como el mismo dice “es lazo” para que los indígenas y el pueblo mexicano sintiera que hacia falta, es decir, que fuera tratado mas allá como una mano de obra o una parte de la sociedad despreciada. La Virgen muestra, desde el principio una actitud de bondad, desde como le llama a Juan diego “Hijo mío, el mas pequeño”, ¿Por qué llamarle hijo? La razón esa mas que simple, le llama hijo por que desde ese momento, se transforma en su madre espiritual, desde ahí muestra una actitud diferente no solo para con Juan Diego, si no para con toda la raza despreciada, y él, humilde le corresponde el nombre llamándola “La mas pequeña de mis hijas”, aquí observamos algo muy curioso, tal vez se pueda pensar en que, en aquellos tiempos, esa era la forma de expresión de los indígenas pues le llamaban a todo mundo así, pero también se puede entender que, Juan Diego le llama así para estar en un nivel mas parejo por así decirlo; cuando el indio le va a avisar a los cardenales (que toma en el poema como la voz del pueblo), estos le ignoran un par de veces, a lo cual, el pobre Juan Diego duda en regresar a aquel cerro, además de que su tío estaba a punto de morir; a continuación, un momento cumbre, la mismísima Virgen baja de aquel cerro a buscarle, cura a su tío, y le da una prueba para que la lleve a aquellos que no le creyeron. Aquí, dos cosas interesantísimas, la Virgen va a buscar a Juan Diego, que se traduce como otra sublimación divina, es decir, le daba su lugar a aquel indígena, después, le concede un milagro, como una especie de garantía de que no iba a estar solo, incluso lo reta y le dice que ella es su madre y que mientra esté cerca, nunca mas sufrirá. Se escoge el cerro de Tepeyac por que, “casualmente” ahí se tenia antes el templo de Tonantzin. Curiosamente si observamos las representaciones que quedan de Tonantzin, muestran cambios, pero conservan algunos elementos muy marcados y que, se observan incluso en las representaciones modernas de la Virgen de Guadalupe, el ejemplo mas vistoso es el cinturón que lleva a la altura de su pecho, a veces de su cintura, muestra de que la fusión no era solo a nivel de circunstancias, ya era aun nivel más físico. Incluso, hay una especie de simbología detrás de todo esto, como se ah dicho, los rayos del sol detrás de la Virgen de Guadalupe hace que se asemeje a una vagina, que de igual manera la ligaría con Tonantzin, por ser la diosa de la fertilidad. Eso era ya teníamos una figura a quien adorar, ahí en un monte nace “nuestra madre” María de Guadalupe.
Ya explicado ambas cosas, me dedicaré a marcar de la manera más simple posible, pero tomando en cuenta no solo mis opiniones, si no lo que los demás podrían pensar en mi lugar.
Como es bien sabido por todos, en aquel intercambio de mujeres se creó un vacío espiritual en nuestro ser, fecundado por las ideas de nuestros antepasados que, tal vez desconocen del todo la historia de la mujer más odiada de México, su contraste, la hermosa y siempre fiel María de Guadalupe que nos vino a dar la palabra redentora.
La Malinche había dejado mutilada la pobre y conquistada nueva España, además de traicionera, como dije antes no por gusto, había quedado como nuestra madre, la madre carnal pero no era un orgullo, pues era una madre violada pero a su vez, entregada por su propio pueblo; por el otro lado tenemos a la Virgen de Guadalupe, que nos trajo el refugio, además de que, solo en su nombre se encuentra la representación de la pureza, La Virgen vino a darnos lo que nuestra madre carnal no había negado, ahora la virgen, era nuestra madre espiritual. La Malinche nos dejó atrás nos dejó a nuestra suerte y es por eso que se lamenta por las noches, gritando por sus hijos, en cambio la virgen morena nos dio su amparo sin pedir nada a cambio solo su fidelidad, y a veces un par de rosas o de veladoras el punte entre lo divino y nuestro pueblo.
Dejando a un lado el aspecto espiritual, culturalmente ellas dos nos dieron identidad, por muy alejado o cercano que estemos a la religión o a “nuestras raíces” indígenas. Malinchistas llamamos a los que son anti-mexicanos, pero ¿Por qué ese tremendo odio a la Malinche? Atrás está más que claro, por que es nuestra madre, de ahí realmente venimos, y ¿quien ama a una madre violada? Por eso nos duele esa palabra, por que al fin y al cabo, todos los somos, todos somos malinchistas, y no por que no creamos en nuestra cultura, si no mas bien por que venimos de ella, aunque también todos somos Marianos, por que nos brindó la aceptación ante “El que gobierna”, ya que nos mostró que incluso en los seres divinos cabe la humildad, basta con saber que, algún día y a veces en tono de burla decimos : “Hay Virgencita de Guadalupe no dejes que…” aunque seamos unos ateos, es nuestra cultura, forma parte de nosotros, de lo que vivimos a diario y lo que acontece en nuestros México.
Virgen, aparece hasta en uno de nuestros héroes nacionales más entrañables, como lo es Don miguel Hidalgo y que, tal vez por circunstancias tomó ese estandarte mariano, ¿Lo hubieran seguido todos aquellos mexicanos machete en mano si no hubiera tomado aquella imagen?, tal vez no, e irónicamente, se combatía en aquel entonces a los que nos habían dado nuestro consuelo. Tal es así el poder y la influencia de aquella imagen, que llegó a superar incluso al redentor de la humanidad, coronándola, literalmente como reina de México, las medidas que se hicieron para contrarrestar esta imagen ya no son muy importantes en este punto.
En cambio a la pobre Malintzin la recordamos como un alma en pena, vagando por siempre por engendrar los hijos de una nación conquistada, lamentándose por las noches por algo que no cometió, que si bien es cierto que no tenia una patria que vender, pagó los platos rotos de una inexistente unidad de los pueblos indígenas, por lo cual Cortés aprovechó, no solo para engendrar hijos con Malintzin si no incluso con hijas de algunos nobles que tenían prometidos, pero alguien tenia que ser la chingada. Tal vez y lo mas seguro es que ella no quería entregarse, tuvo que ser así , pero como mexicanos, tenemos que culpar a un responsable de nuestros actos.
Tal vez, a un mañana no muy cercano, todo el pueblo mexicano le reconocerá como lo que es nuestra madre su alma descansará en paz y no volveremos a escuchar aquellos lamentos tormentosos que son recordatorio de que el pueblo mexicano no perdona error, ni siquiera los que el mismo pueblo comete. Y veremos a una Virgen tomada de la mano con la Malinche, sin un ataúd a sus pies, mas bien, con todo México, agradeciendo lo que nos dieron y lo que nos quitaron, y entonces, tal vez entonces el mexicano dejará de sentirse chingado.
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